Amé a una chica cálida como el verano.
De piel morena como el horizonte al atardecer y ojos tranquilos como la luna ilusoria en el agua al anochecer.
De besos frescos como la brisa que trae alivio al agobio de cada día.
De abrazos largos y cálidos como el sol que atraviesa el cielo sin prisa y sin tiempo.
De llanto sincero y emotivo como la lluvia que se llega cargada de recuerdos y fluye en ríos de llenos de sentimiento.
De sonrisa espontánea como el rayo, que llega de repente para iluminarlo todo, anunciando la tormenta veraniega que viene a limpiar las penas y las tristezas para despertar un mundo más brillante lleno de vida y color.
Que ha llenado mi vida con noches serenas y despertares tardíos, de tardes alegres, de palabras nunca dichas, de silencios largos nunca sanos.
Que así como el verano, ha llegado a dar abundancia y se ha ido dejando vientos fríos, espacios calmos, nubes grises.
Y si todo se va que no se vaya el recuerdo, que haya durado el verano mil días y que permanezca en nuestra alma mil años pero que no se olvide nunca la alegría y que no se pierda nunca la felicidad que nos trajo.
domingo, 6 de julio de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario